"Gracias al amor es que canto y por cantarle al amor me siento vivo". Así piensa el menor de dos hermanos nacido hace 25 primaveras y lo resume en "Dispuesto a amarte", su quinto material discográfico, que marca su debut como coproductor y compositor en el competitivo negocio de la música.
Noticias: ¿Es tu disco soñado?
Luciano Pereyra: El último es siempre el disco soñado. Es un disco que marca como una detención, un asterisco en mi carrera, por todo lo que hice antes. Este sonido lo esperé y lo busqué durante mucho tiempo.
Noticias: En esta nueva etapa de compositor, ¿cuáles son tus horarios para crear?
Pereyra: Para componer no hay horario, lugar, espacio físico ni tiempo. Eso sí, a la hora de componer te sale de golpe y tenés que anotarlo o agendarlo en algún lugar, porque sino lo perdés.
Pereyra: Mayormente compongo de noche. Soy muy nocturno, pero no para salir a divertirme. En realidad, disfruto de la tranquilidad hogareña a la noche, de ver una buena película, de sentarme a componer y hacer canciones, si es que salen; si no salen no me esfuerzo.
Noticias: Es decir que no te tomás la tarea como algo metódico.
Pereyra: No creo que la inspiración se maneje como un ejercicio. Por ahí, de 25 mil intentos, una canción sirve y hasta por ahí termina gustándome. Pero para mí no es un ejercicio. En realidad, yo disfruto mucho la composición.
Noticias: Por lo general, ¿tus letras reflejan cosas de tu vida?
Pereyra: A la hora de componer no quiere decir que haga canciones autobiográficas. Pero en algún punto la canción debe tener algo, porque el que la está componiendo es uno. Sale de la mano y del sentimiento de uno.
Noticias: Tu consagración como cantante llegó a muy temprana edad, ¿cómo se maneja el éxito sin que apabulle?
Pereyra: Sí, fue a los 16 años, en el Festival de de Doma y Folclore de Jesús María. Y podría decir que ocurrió en un etapa rara de mi vida (sonríe y hace un alto para beber un sorbo de su café cortado).
Pereyra: Porque estaba grabando mi primer disco y cursando la secundaria en la Escuela de Comercio Adelina María Bértola, en Luján. En una de esas mañanas la profesora dijo el tradicional ‘saquen una hoja’. Me acerqué y pedí hablar con ella. ‘Discúlpeme, yo no estudié. ¿Se podrá hacer el examen otro día, porque estoy grabando un disco?’ Carcajada mediante, me respondió: ‘Tiene un uno, Pereyra’. Obviamente, terminó la prueba y con ese aplazo no pude estudiar más. De todos modos, fui al festival cordobés, logré la consagración y regresé a mi ciudad victorioso.
Noticias: Me imagino que a la vuelta te cruzaste con la profesora…
Pereyra: Sí y me dijo: ‘¡Divino! No dejes de estudiar’ y otras cosas más.
Noticias: ¿Cómo se llama la buena señora?
Pereyra: No. No, que la vamos a quemar, es buena gente. ¡Por favor!
Noticias: Pero esta sección se lee mucho…
Pereyra: Por eso. No la vamos a quemar.
Noticias: ¿Y el éxito logró marearte?
Pereyra: Creo que el chico de Luján nunca se va a ir. Pero en ese momento llegó a marearse, y era lógico que le sucediera. Porque eran sus comienzos. Después apareció su familia y lo contuvo.
